Concluyendo el segundo día de la reunión regional, día plenamente dedicado a discutir desafíos y acordar recomendaciones sobre la participación y la inclusión de todos los sectores en los MCPs, existen en los participantes sensaciones encontradas. Una parte siente que se avanzan en recomendaciones y se promueve el dialogo y otros sostienen que se repiten viejas ideas y abunda la retórica, que no necesariamente tenga como consecuencia cambios y mejoras.
En una serie de reuniones que el Director Ejecutivo del Fondo Mundial, Michel Kazatchkine mantuvo hoy con diversos sectores, compartió un análisis del Fondo y los MCPs muy interesante, desde lo conceptual y político. “El Fondo Mundial y sus mecanismos de gobierno (nacionales y mundiales) plantea una concepción de “democracia sanitaria”. Un nuevo paradigma de la salud publica que tiene un planteo superador de las políticas tradicionalmente higienistas, autoritarias y con miradas parciales” sostuvo Kazatchkine. “La respuesta actual al VIH/SIDA, la Tuberculosis y la Malaria demanda planteos superadores que promuevan una responsabilidad colectiva y verdadera participación de todos los sectores involucrados en la problemática” afirmó.
Pero los cambios políticos y culturales, que se necesitan reflejar en las formas de gobernar programas y respuestas nacionales parecen requerir tiempos diferentes a la urgencia de estas enfermedades.
Algunos de los grandes desafíos que existen desde el minuto uno de vida del Fondo Mundial perduran con los años, acompañados de una sensación de frustración tanto el sector publico gubernamental como la Sociedad Civil.
Existen avances en términos de participación y apropiación en los países, pero hay serios cuellos de botella a la hora de progresar en cuestiones relacionadas con la importancia de la armonización, la necesidad de la supervisión del desempeño y la comunicación de los avances y los resultados. Esto toma particular relevancia en este momento en que hay tendencias que cuestionan la efectividad de la ayuda internacional, la excepcionalidad de estas enfermedades y la necesidad de concentrar los esfuerzos para rápidamente prevenirlas y tratarlas.
Muchas energías se invierte en temas relacionados con el “poder”, el poder institucional o el económico, perdiendo el foco sobre la necesidad de coordinar mas eficientemente los esfuerzos para “poder” cambiar las cosas, mejorándolas.
Hace 8 años, la comunidad internacional llegó a la conclusión que se necesitaban más recursos técnicos y financieros para responder al SIDA, la TB y la Malaria. Comparativamente los países tienen hoy un mayor acceso a estos recursos, es cuando se evidencia que cubrir estas necesidades era sólo una parte de la solución. Existen aun muchos nudos por desatar, la mayoría se encuentran en el ámbito nacional. La urgencia de salvar vidas y mitigar el impacto de las enfermedades persiste. Pero a esta se suma hoy, la presión por demostrar que todavía necesitamos un gran compromiso de la comunidad internacional para revertir el impacto de las epidemias. De forma tal, que continúen financiando los esfuerzos por cumplir las metas del milenio relacionadas con la salud.
Sin caer en una metáfora relacionada con el cambio climático, parece que nos podríamos perder en un bosque, sobre como resolver una efectiva participación multisectorial en el Mecanismo Coordinador de País del Fondo Mundial, perdiendo de vista que tal vez se trate sólo de un árbol, en otro gran bosque del que sea mucho más difícil encontrar la salida.
Javier Hourcade Bellocq
Equipo de Corresponsales Clave – Asunción, 08/12/09.